La protección de la naturaleza "ordinaria" es una urgencia absoluta que nos invita a revisar la fórmula de Patrick Geddes: Debemos pensar y actuar localmente Y globalmente.

Coanfitrión por Oliver Hillel, responsable de programas en la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, y Stéphanie Lux, de Chances Conseil, este seminario web reunió a unos cincuenta participantes en torno a 5 personalidades:

• Patrick Caron, científico, presidente de Agropolis,
• Jin Xiaoting, responsable de proyectos en la oficina de la AFD en Pekín y David Vásquez, director de gestión medioambiental del Ayuntamiento de Cuenca, ambos representantes públicos locales, iniciadores de proyectos innovadores y, por último,
• dos representantes empresariales: Quentin Sannié, fundador de Greenback, una flamante agencia de calificación de suelos, y
• Valentine Lassalas, responsable de Asuntos Europeos y ONG del CNR.
• Terry Tamminem, antiguo asesor del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que inició una de las legislaciones sobre el cambio climático más ambiciosas jamás aplicadas por un gobierno subnacional, había grabado un vídeo para este seminario web.

Todos los ponentes coincidieron en la urgencia de proteger estos espacios que sustentan nuestra vida en la tierra y que ahora están siendo puestos en gran riesgo por nuestras prácticas, sobre todo agrícolas. La dificultad para nombrarlos -el concepto de naturaleza "ordinaria" es difícil de traducir al inglés: el término "paisaje productivo" sólo se refiere a una parte de ellos- debe verse a la luz de nuestra dificultad para aplicar una protección eficaz.

En respuesta a esta observación, los ponentes insistieron en tres ideas clave:

1. La necesidad de repensar completamente nuestra agricultura sólo puede lograrse vinculando la acción local con la global. Esto significa, por ejemplo, revisar no sólo las prácticas agrícolas, sino también la propia organización de los mercados y nuestros patrones de consumo para reducir nuestro consumo de productos animales y el desperdicio de alimentos. Para ello, hay que salir de la lógica de las políticas de "silo": vincular la producción agrícola y la protección de la naturaleza. De manera más general, es necesario repensar todos nuestros sistemas de explotación de los recursos naturales para que no destruyan irremediablemente nuestros ecosistemas. Esto es exactamente lo que los objetivos de desarrollo sostenible nos invitan a hacer.
2. Los gobiernos locales suelen ser el motor de la restauración de los ecosistemas "ordinarios" en beneficio de las personas que viven en ellos y de los que viven.
3. Más aún que en el caso de las áreas protegidas, la movilización de todos los interesados es esencial para la protección efectiva de esta naturaleza ordinaria que contribuye a la preservación de la naturaleza extraordinaria.  Todos deben contribuir de acuerdo con sus habilidades y recursos. Y ninguna empresa puede considerar esto como algo accesorio.